Cada cuánto usar exfoliante facial: todo lo que debes saber
Amparo Burgos
17/2/25
La exfoliación facial no es un lujo, es una necesidad clave para que nuestra piel esté saludable, luminosa y libre de impurezas. Eso sí, hacerlo correctamente es esencial para evitar daños. ¿La clave? Elegir el producto adecuado, ajustar la frecuencia a tu tipo de piel y seguir una rutina bien estructurada.
La importancia de la exfoliación facial
La piel se regenera constantemente, pero las células muertas no siempre se eliminan por completo. Esto puede hacer que el rostro se vea opaco, áspero y con problemas como poros obstruidos o granitos. La exfoliación actúa como una especie de “reset” para tu piel, ofreciendo beneficios como:
Renovación celular: Ayuda a que la piel produzca nuevas células y se regenere.
Mejor textura: Suaviza irregularidades y pequeñas imperfecciones.
Mayor luminosidad: Al reflejar mejor la luz, la piel se ve más fresca.
Potencia tu rutina: Permite que tus cremas y serums penetren más profundamente.
Previene problemas cutáneos: Reduce puntos negros, brotes y acumulación de grasa.
Beneficios según el método de exfoliación
Mecánicos:
Eliminan células muertas mediante fricción.
Ideales para pieles normales y grasas.
Ejemplo: exfoliantes con gránulos o cepillos faciales.
Químicos:
Contienen ácidos como AHA (glicólico, láctico) o BHA (salicílico).
Perfectos para pieles grasas, con tendencia a acné o sensibles.
Penetran más profundamente y ofrecen resultados más uniformes.
Enzimáticos:
Usan enzimas naturales de frutas (papaya, piña).
Son suaves y no abrasivos, ideales para piel sensible.
Tipos de piel y frecuencia de exfoliación
La clave está en conocer las necesidades de tu piel. Aquí te dejo un desglose detallado:
Piel normal
Frecuencia: 1 vez por semana.
Exfoliantes ideales:
Mecánicos con gránulos suaves.
Químicos con AHA (ácido glicólico) para una renovación celular ligera.
Piel mixta
Frecuencia: Cada 5-6 días.
Recomendación:
Usa exfoliantes suaves en zonas secas y más potentes en áreas grasas (zona T).
Alterna entre enzimáticos y químicos según lo que necesites.
Piel grasa
Frecuencia: 1-2 veces por semana.
Exfoliantes ideales:
Químicos con BHA (ácido salicílico) para reducir sebo y desobstruir poros.
Evita exfoliantes mecánicos muy agresivos.
Piel seca
Frecuencia: 1-2 veces por semana, máximo.
Recomendación:
Usa exfoliantes enzimáticos o químicos con ácido láctico, que hidratan mientras exfolian.
Evita los productos abrasivos que puedan resecar aún más tu piel.
Piel sensible
Frecuencia: Cada 10-15 días.
Exfoliantes ideales:
Enzimáticos a base de papaya o calabaza.
Evita por completo exfoliantes mecánicos y productos con fragancias o alcohol.
Errores comunes al exfoliar (¡y cómo evitarlos!)
Sobreexfoliar:
Exfoliar demasiado puede dañar la barrera natural de la piel.
Resultado: irritación, sensibilidad y deshidratación.
Elegir el producto equivocado:
Los exfoliantes mecánicos fuertes no son para piel sensible o seca.
Los químicos demasiado potentes pueden causar irritaciones si no se usan con moderación.
Olvidar hidratar después:
La exfoliación deja la piel vulnerable, por lo que es vital aplicar un buen hidratante o serum reparador.
No protegerse del sol:
Tras exfoliar, la piel está más expuesta al daño solar. ¡Nunca olvides el protector solar!
Usar exfoliantes corporales en el rostro:
La piel facial es más fina y sensible, por lo que los productos para el cuerpo son demasiado agresivos.
¿Por la mañana o por la noche?
Por la noche: Es el momento ideal, ya que permite que los productos post-exfoliación trabajen mientras duermes. Además, evitas exponer la piel recién exfoliada al sol o a contaminantes.
Por la mañana: Si prefieres este momento, asegúrate de usar protector solar inmediatamente después para proteger la piel.
Pasos para una exfoliación correcta
Preparar la piel:
Limpia tu rostro con un limpiador suave para eliminar impurezas.
Usa un tónico si lo deseas para equilibrar el pH.
Aplicar el exfoliante:
Mecánicos: masajea suavemente con movimientos circulares.
Químicos o enzimáticos: sigue las instrucciones del producto y déjalo actuar el tiempo recomendado.
Retirar el producto:
Usa agua tibia para eliminarlo completamente.
Hidratar:
Aplica un serum o crema hidratante adaptado a tu tipo de piel.
Proteger:
Si exfolias por la mañana, nunca olvides el protector solar.
Recomendaciones por tipo de exfoliante
Mecánicos: Busca gránulos suaves (como de jojoba) y evita los que tienen partículas grandes o irregulares (pueden dañar la piel).
Químicos:
AHA: Ácido glicólico o láctico para piel normal o seca.
BHA: Ácido salicílico para piel grasa o con acné.
Enzimáticos: Perfectos para pieles sensibles; elige fórmulas naturales sin fragancias.
Cuidados especiales post-exfoliación
Evita el maquillaje pesado: Este hace que la piel la piel no respire después de exfoliar…
Usa mascarillas hidratantes: Pueden potenciar los efectos de la exfoliación.
No combines con otros activos fuertes: Tras exfoliar, evita el retinol o productos con alta concentración de vitamina C el mismo día para prevenir irritaciones.
¿Es segura la exfoliación en el contorno de ojos?
La piel del contorno de ojos es hasta 10 veces más fina que el resto del rostro, lo que la hace mucho más sensible. Esto significa que los exfoliantes tradicionales (mecánicos, químicos o enzimáticos estándar) no deben usarse aquí, ya que pueden irritarla o incluso causar daño permanente, como adelgazamiento de la piel o aparición de microheridas.
¿Qué hacer entonces? Aunque no es común exfoliar directamente el contorno de ojos, existen alternativas específicas y seguras para cuidar esta área:
1. Usa productos diseñados para el contorno
Existen exfoliantes formulados específicamente para el área del contorno de ojos. Estos productos suelen contener ingredientes suaves como:
Ácidos suaves: Ácido láctico o gluconolactona (PHA), que exfolian sin causar irritación.
Enzimas naturales: Derivadas de frutas como la calabaza o la papaya, para una exfoliación gentil.
2. Exfoliación indirecta con serums o cremas renovadoras
Muchas veces no es necesaria una exfoliación mecánica o química en esta zona. Puedes optar por:
Serums con retinol de baja concentración: Promueven la renovación celular y mejoran la textura del área de manera gradual.
Cremas con ingredientes iluminadores: Como la vitamina C, que suavizan la piel y mejoran su aspecto sin necesidad de exfoliar.
3. Cómo aplicarlos
Usa la cantidad de producto equivalente a un grano de arroz para ambos ojos.
Aplica con el dedo anular, dando toques suaves para no estirar la piel.
Errores comunes al cuidar el contorno de ojos
Aplicar exfoliantes fuertes: Productos diseñados para el resto del rostro pueden ser demasiado abrasivos para esta zona. Evítalos a toda costa.
Frotar demasiado: Incluso si usas un exfoliante diseñado para ojos, no frotes ni hagas presión. La clave está en ser suave.
Ignorar la hidratación post-tratamiento: Después de exfoliar, aplica una crema específica para el contorno con ingredientes hidratantes (como ácido hialurónico o péptidos). Esto ayudará a evitar la sequedad y mantener la barrera cutánea en buen estado.
¿Realmente necesitas exfoliar el contorno de ojos?
Depende de tus necesidades. Si notas acumulación de piel muerta, líneas finas más visibles o una textura irregular, una exfoliación muy esporádica con productos suaves puede ser beneficiosa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, basta con mantener una rutina de cuidado bien estructurada con:
Hidratación constante.
Protección solar.
Uso de activos que promuevan la renovación celular.
Alternativas suaves para iluminar el contorno
Si no quieres exfoliar directamente esta área, puedes usar tratamientos iluminadores que aporten frescura sin exfoliar, como:
Parches de hidrogel con extracto de pepino o cafeína.
Mascarillas específicas para ojos que descongestionen y suavicen.
¿Tienes dudas sobre qué productos son los más adecuados para tu contorno de ojos? ¡Pregúntame! Esta zona tan delicada necesita cuidados personalizados, y estoy aquí para ayudarte a que luzca radiante y saludable. ✨👁️
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